Preciosa historia publicada en cartas al director de un periódico:
Un hombre de cierta edad vino a la clínica donde trabajo, para curarse una herida en la mano. Tenía bastante prisa y mientras lo atendía le pregunté sobre el motivo de su urgencia.
Me aclaró que tenía que ir a una residencia de ancianos para desayunar con su mujer que vivía allí.
Llevaba algún tiempo en ese lugar y sufría de la enfermedad de Alzheimer. Mientras terminaba de vendar la herida, le pregunté si ella se alarmaría en caso de que él llegara tarde esa mañana.
- No, me dijo, ella ya no sabe quién soy. Hace ya casi cinco años que no me reconoce.
- Entonces, le pregunté extrañado, ¿y si ya no sabe quién es usted, por qué esa necesidad ir todas las mañanas y de llegar tan puntual?
Me sonrió, y dándome una palmadita en la mano, me dijo: «Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella».
Tuve que contener las lágrimas, y mientras salía pensé: «Ésa es la clase de amor que quiero para mi vida; el verdadero amor no se reduce a lo físico o romántico, el verdadero amor, es la aceptación de todo lo que el otro verdaderamente es, de lo que ha sido, de lo que será, y de lo que ya nunca podrá ser».
Gema Pérez Fernández
Fuente.
2 comentarios:
....una historia preciosa....a quien no le gustaría que le quisieran así????...dos frases:
"...te amo para amarte y no para ser amado,pues nada me place más que verte feliz."
"....al amor lo pintan ciego y con alas.Ciego para no ver los obstáculos ,y con alas para salvarlos."
;)
q romanticon te nos has puesto lobo's...jajajajaja
q no, en serio, muy chulo el texto!
igual esto requiere un post exlusivo sobre la eutanasia... pero yo no querría seguir viviendo en las condiciones de la mujer. sin conocer a nadie, sin saber ni siquiera quien eres... y sin darte cuenta q estas mal... puf! creo q para eso prefiero morir...
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